Ir al contenido principal

El problema no es tu hijo… es cómo lo acompañas

padre e hijo deportista sin conexión en un campo de futbol

La mirada que pesa más que el rival

¿Cómo acompañar a tu hijo deportista?

Imagina este momento: tu hijo falla un pase fácil, levanta la mirada… y ve la tuya.
En esa mirada puede haber apoyo… o juicio.
Y sin darte cuenta, en ese instante ya no está compitiendo contra el rival. Está compitiendo para no decepcionarte.

El problema no es tu hijo.
No es su falta de garra, ni de confianza, ni de concentración.
El problema es cómo lo estás acompañando —incluso aunque creas que lo estás haciendo bien.

Y sí, esto puede doler.
Pero también puede liberar.

El mito del “padre que motiva”

Muchos padres piensan:

  • “Si le exijo, se esforzará más.”
  • “Si le aprieto, sacará su potencial.”
  • “Si le corrijo, aprenderá más rápido.”

Pero lo que suele pasar es otra cosa:

  • El niño empieza a jugar para no fallar, no para disfrutar.
  • Se obsesiona con el rendimiento, no con el proceso.
  • Pierde la conexión con el juego… y a veces hasta con sus propios deseos.

La paradoja: cuanto más quieres motivarlo, más puedes alejarlo del disfrute y del deporte.

¿Por qué esto pasa aunque tengas buenas intenciones?

Porque no educamos con lo que decimos, sino con lo que transmitimos.

Y aunque digas “no pasa nada”, tu cara dice lo contrario.
Tu tensión en la grada, tus silencios en el coche después del partido, tu análisis minucioso de cada jugada…

Todo eso deja huella.

El problema no es que no le quieras. Justo lo contrario. Acompañar a tu hijo deportista se «complica» para las familias por qué… les queremos tanto… que el miedo a que sufra te convierte en su juez en lugar de su refugio.

¿Qué necesita realmente tu hijo cuando compite?

Tu hija NO necesita:

  • que seas su entrenador extra.
  • que le analices cada jugada.
  • que le protejas del error.

Tu hija SÍ necesita:

  • que estés sin exigirle ser perfecto.
  • que seas su base segura.
  • que sepa que, gane o pierda, lo aceptas tal como es.

Tu presencia es más importante que tu presión.

Lo que no se ve: los síntomas ocultos de tu presión

Si tu hijo/a…

  • tiene miedo a fallar.
  • se enfada mucho cuando algo no le sale.
  • se encierra emocionalmente tras un mal partido.
  • evita hablar de lo que siente o lo vive con vergüenza.

… es muy probable que esté cargando con expectativas que no sabe cómo gestionar.

Y aunque parezca que “lo lleva bien”… muchos niños acaban asociando el deporte con ansiedad, no con disfrute.

Importante: tener miedo, enfadarse, callarse o aislarse son reacciones completamente normales ante situaciones emocionalmente intensas. Todos los seres humanos hemos usado alguna de estas respuestas alguna vez para protegernos o regularnos.

El problema no es la reacción en sí, sino cuando estas estrategias se vuelven automáticas, inconscientes y sostenidas en el tiempo. Es entonces cuando dejan de ser un recurso momentáneo… y se convierten en una barrera para disfrutar del deporte, del vínculo contigo, y del crecimiento personal.

¿Y entonces cómo acompañar a tu hijo deportista?

No se trata de desaparecer, sino de acompañar a tu hijo deportista de forma inteligente.

Aquí tienes una guía rápida:

✅ Sé curioso antes que crítico
✅ Habla menos, escucha más
✅ Pregunta: “¿Qué tal lo has vivido tú?” en lugar de “¿Por qué fallaste eso?”
✅ Valora el esfuerzo, no el resultado
✅ Ayúdale a conectar con el juego, no con tu orgullo

Acompañar no es corregir, es sostener.

El día que dejó de mirar la grada (historia real)

Una vez trabajé con un chaval de casi 14 años, delantero en un equipo top. Un chaval con una calidad y un golpeo increíble. Pero… siempre miraba a la grada después de cada fallo. No por miedo al entrenador. Sino por miedo a decepcionar a su padre.

Cuando trabajamos con el padre y entendió su verdadero rol, todo cambió.

En uno de los partidos más difíciles, el chaval falló un penalti. Empataron por culpa de su fallo. Y solo les servía la victoria a 2 o 3 jornadas para el final.
No miró a la grada.
Miró al balón. Lo recogió. Siguió jugando.

Ese día no ganó el partido.
Pero recuperó su libertad.

¿Te has visto reflejado? Esto es para ti

Si te has visto reflejado en este artículo, no eres un mal padre o madre.
Solo necesitas nuevas herramientas para acompañar sin generar presión.

En el PsicoDeportivo te ayudamos a convertirte en el mejor apoyo para tu hijo, sin cargarlo con tus propias expectativas.

📩 Suscríbete a nuestra newsletter para recibir consejos prácticos cada semana y te llevas de regalo la guía: «5 errores comunes al apoyar a un joven deportista (y cómo evitarlos)».


📅 Reserva una sesión de orientación con nuestro equipo. Te escuchamos sin juicios.

Haz clic aquí para empezar

Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.